Quintanaopio
Quintanaopio es una localidad central en el valle por la que pasan varias carreteras que comunican con pueblos vecinos, así como corrientes fluviales que desde distintas direcciones convergen allí. Limita al norte con Herrera, a cuatro kilómetros; con Ojeda: dos kilómetros; Cantabrana: tres kilómetros y con Río-Quintanilla: dos kilómetros.

Del entorno de Quintanaopio podemos destacar su cercanía al Mazo, una puntiaguda e inconfundible montaña de 1035 metros de altitud y su situación frente a la muralla natural de la sierra de Tablones. Ambas, formaciones muy características del relieve caderechano. A lo largo de las vías que cruzan el pueblo, se ha ido conformando con el tiempo un núcleo urbano de aspecto alargado, quedando a su vez dividido en dos barrios que allí denominan sencilla y llanamente, de “arriba” y “abajo”.

Continuando con su relieve, es en Quintanaopio donde el Río Vadillo, llegado desde Padrones se une a otros arroyos y conforma el río Caderechano. Además del agua, muy presente en el entorno de la localidad, cabe destacar el templo de Nuestra Señora de la Asunción, iglesia gótica construida entre los siglos XIV y XV.

Camino a Río Quintanilla se descubren algunos de los parajes más bellos de las Caderechas. Entre todos destaca el presidido por la minúscula ermita de San Roque, en las inmediaciones de una antigua y abandonada central hidroeléctrica, con su correspondiente canal y salto de agua. Los restos de esta central cuentan el relato acontecido en los años 50 del siglo pasado, momento en el cual la compañía suministró energía a todos los pueblos del valle hasta finales de los años 70. A partir de entonces fue reemplazada por el suministro ordinario que hoy conocemos.
Fuentes: Jorge Plaza Bárcena