Tamayo
El pueblo de Tamayo está situado en el Valle de las Caderechas pero tiene un componente particular, especial, es el menos activo de todos ellos pero no por eso menos importante. Según narran los historiadores el motivo de su existencia y su situación es de carácter militar medieval de la época de la Reconquista, formando parte de una serie de castillos o torres («Las Torres de Tamayo») de carácter defensivo y como protección a la entrada del desfiladero que está muy próximo en dirección norte.

El paso de los tiempos le ha obligado adecuarse a cada momento, hasta que dejó de hacerlo en el pasado siglo XX hasta llegar a la total despoblación, quedando abandonado sin habitantes a partir de 1967.No nos pararemos en este momento a conocer su historia, sino su estado actual, su atractivo y el motivo para visitarlo.

Su estructura no corresponde al mundo actual, sino que recuerda momentos históricos de la Edad Media, sus construcciones son sólidas, centenarias, medievales, y aunque sus tejados e interiores van cayendo, sus paredes se mantienen. En este momento sus casas, alrededor de veinte y cinco, están en estado ruinoso, salvo las dos de una familia que allí vive desde hace varios años. El resto en su mayoría carece de tejados, salvo de un par de excepciones.

Como construcciones más características tenemos la Iglesia de San Miguel, cuya estructura actual data de los siglos XIII-XIV, la Casa del Concejo (en un costado de la iglesia), el horno del pan (en muy mal estado), el cementerio (en la subida a las Torres), las Torres de Tamayo (solamente queda una pared en pie), seis cuevas horadadas en la roca arenisca (muy curiosas), un pozo de agua profundo y las eras.

En este momento se está procediendo a la recuperación de dos inmuebles con el objeto de convertirlas en Casa de la Memoria de Tamayo. También, destacamos como motivo de visita y esparcimiento, el recorrido etnográfico creado en el entorno del pueblo, que a través de una distancia de nueve km, con bajo nivel de dificultad, recorre lugares históricos (cuatro ermitas), un calero, un pezero, una ruina benedictina, arroyos, conducciones de agua y mucho más.